Hoy os traigo un artículo extraído de la revista "On Diseño" sobre el arquitecto Arturo Frediani Safarti, y su propuesta: La Casa R, o Casa Rodés con la que fue finalista en los Premios FAD 2011.
Este proyecto se trata de una vivienda principal situada sobre unas terrazas en pendiente, un antiguo huerto de naranjos que mira al Mediterráneo en Cabrera de Mar. El enclave se encuentra junto a Can Serra, una vieja casa de vacaciones que domina el panorama desde el punto más alto de la colina.
Abierta, Cerrada.
La casa es conceptualmente un solo espacio. Es un recinto cerrado con diferente intensidad según le vamos dando la vuelta por fuera. Hacia la calle es como una carcasa casi hermética por cuyas rendijas pasa luz hacia el interior. Pero hacia las vistas el patio que encierra este biombo toma contacto con el paisaje circundante y se despeña montaña abajo.
Continua, Compartimentada.
Por capas y de fuera a dentro encontramos la mencionada envolvente gruesa y opaca, un espacio interior o recinto y el patio al que casi circundan. El recinto es el resultado de hacer sitio a un recorrido ramificado que va cambiando de intenciones a medida que nos movemos por él. Cuando las intenciones lo requieren el espacio puede pasar de continuo a compartimentando. Mucho o poco según el número de habitantes, de su actitud y de su circunstancia.
La primera planta y la escalera por la que llegamos a ella son una parte del recorrido que se puede segregar del resto con la misma puerta que nos va a descubrir un nuevo acceso desde la calle a la casa. Cerrar la planta superior significa al mismo tiempo abrir una segunda casa.
Durante casi todo el año el patio se une por grandes aberturas transitables al espacio cerrado. La casa es un exterior que también se disuelve en itinerarios ramificados. En invierno, rodeados por una tormenta o un vendaval, es el interior el que sale al encuentro del lo sublime, nos sentimos a salvo en contigüidad con el paisaje.
Vacía, Densa.El edificio nace de un sistema tridimensional formado por alvéolos,. Algunos llenos y otros vacíos, cuyas membranas tienen un grosor variable. Cuando son gruesas incorporan partes densas del programa como la biblioteca, pero cuando no, pueden ser simples escotillas entre burbujas de espacio vacío.
Terrestre, Aérea.
La misma tarima que serpentea pegada a la tierra, pierde pie y se lanza al vuelo en brotes orientados hacia distintos recuerdos del cliente.
Evidente, Secreta.
En una casa donde todo se ve, la mayor paradoja es la gran cantidad de espacio no evidente. La parte del recorrido que podríamos asimilar como habitación principal no se ve desde el ensanchamiento del recorrido que podríamos identificar como estar porque aquella se aprovecha del quiebro que abre el patio a las vistas. Dos de las habitaciones y los tres cuartos de baño son alvéolos escamoteados en el grosor de la fachada. Bajo la casa, las raíces de uno de los naranjos sostienen un misterioso muro de tierra del sótano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario